En las fiestas de invierno que
llaman de Navidad, este año nos hemos ido a casa de Prince, Sissi y Grey y lo
hemos pasado muy bien. Todo el mundo canta y se ríe y hay mucha comida y
chuches y no para de pasar gente. Nos dejan una habitación muy grande arriba de
la casa, al final de las escaleras, y Sissi se sube a dormir con nosotros. Por
la mañana nos espera Prince en el descansillo y luego nos abren para salir al
jardín. Aunque fuera hace un poco de frío, dentro se está muy bien.
Cuando Ángel se queda aquí me
quedo siempre a su lado, pero cuando me deja unos días no me separo de Yolanda,
que es, junto con Vito, la líder de la manada. Yolanda es hija del hermano de
Ángel y tanto ella como su marido son muy buenos con los perritos.
A finales de marzo hemos
ido a Cataluña, a ver a Asunción y los Carbó. Hemos recorrido desde las fuentes
del río Llobregat en los Pirineos hasta su desembocadura en Barcelona, que es
una ciudad muy grande muy grande con puerto de mar y playas como las que me
gustan. Hemos recorrido la ciudad y las playas, y así todos contentos.
En Barcelona hay un parque
delante de una Iglesia muy moderna dedicada a la Sagrada Familia y estuvimos
jugando Asunción y yo por todas partes. Al final nos sentamos en un banco para
ver atardecer sobre las torres y nos fuimos a buscar a Marta, su hija.
Tienen una perrita, Nuska, que es
muy muy mayor y que apenas se puede mover. También hay gatitos en el patio y
otro, que se llama Fritz, que es de Marta y Jordi. Puede que me haya comido
alguna bolita de Fritz alguna vez, pero más que nada para probar a qué sabe la
comida de los gatos.
Lo más gracioso es que tienen
periódicos en el suelo de la cocina y yo los he tomado por los que tengo en
casa para el pis, y me lo he hecho encima de los papeles. No debía ser así
porque Ángel me ha sacado al patio y no me ha dejado terminar, mientras todos
se reían.
Hemos vuelto a casa y ahora el
parque se está llenando de flores y pajaritos. Lo llaman Madrid-Rio, aunque más
bien lo que hay es un arroyo al que han embalsado, con un parque muy largo a
cada lado.
Las praderas de hierbita nos quedan en la otra orilla. Como los
árboles empiezan a brotar ahora hay cotorras verdes que arrancan ramitas de los
árboles y se hacen nidos enormes encima de los abetos. Hay muchos gorriones,
palomas, lavanderas, mirlos, urracas, tordos, jilgueros… y muchos otros. Dentro
del agua había cormoranes en invierno y garzas, zampullines, gallinas de agua, tortugas,
cangrejos de río, ánades y patitos blancos, además de las sempiternas gaviotas.
Ya parece que han terminado el
puente de los tirabuzones y ya se puede pasar por él de un lado al otro del
río. Antes habían abierto dos pasarelas en forma de barca invertida y que están
recubiertas de azulejos con dibujos de personas saltando y brincando. Y cada
día hay más perritos nuevos y nos juntamos cerca de un puente muy grande todos
los días. Siempre hay alguien que trae chuches y todos los perritos nos ponemos
a saltar alrededor para que nos den nuestra ración. Los que más juegan son los
perritos más jóvenes, claro, pero todos jugamos y nos perseguimos y lo pasamos
en grande.
Kira siempre está
enredando y jugando con una pelota azul. Tiene un estilo muy personal y los
grandotes (perdón, los humanos), se ríen mucho con todos nosotros. De tanto
jugar nos da sed, así que vez en cuando nos ponen agua de unas botellas para
que bebamos y sacan cacharritos de plástico para poner el agua.
Cuando no tienen cacharros llenan
una bolsa o dos de las que se ponen para los perritos y nos las acercan para
beber de uno en uno.
Un día los perripanderos se han
abrazado a un árbol centenario que iban a talar y que finalmente se ha salvado
de las motosierras. Estaban seis personas rodeando el tronco con sus brazos y
le decían cosas. El árbol no se ha movido, pero yo sé que les agradecía su
gesto y apoyo.
También hay un peligro nuevo. Como
hay muchas pistas y muy anchas, pasan muchas bicicletas, algunas muy deprisa y
ya han atropellado a dos perritos que iban atados con sus correas. Han puesto
carteles para que no vayan tan rápido pero algunas personas no saben leer o no
los ven.