lunes, 26 de noviembre de 2012

CAPITULO VII LA MANADA HUMANA


Cuando los humanos se acercan a nuestras cajitas de cristal los perritos se ponen de pie y hacen mil piruetas para llamar su atención. Algunos ladran, otros empujan a sus hermanitos y otros se quedan tranquilamente esperando a que llegue alguien que realmente le interese. Esto último es lo que hago yo, de manera que, si las personas que me observan no me llaman la atención, no muevo ni una pestaña. 

Esta mañana ha venido una pareja. Él no era ningún niño, pero ella era muy guapa y elegante. Estaban mirando a los cachorritos cuando se les ha acercado una de las vendedoras

-¿Os puedo ayudar?- Les ha dicho de la forma más profesional posible.

La visitante ha hecho un gesto vago cargado de indiferencia.

-Estamos buscando un cachorrito de Bichón Maltés que sea alegre.

-Nos quedan dos, macho y hembra; aunque la próxima semana recibiremos más.

Al oír esto mi hermanito se ha puesto como loco de contento y ha empezado a moverse en todas direcciones para llamar su atención y demostrar lo alegre y divertido que puede ser. Yo me he quedado tranquila, sentada sobre las patitas traseras y ladeando la cabecita con media lengua fuera.

Como no me movía mi hermano me ha embestido varias veces, hasta que me he hartado y he empezado a perseguirle. Era un caos, dos perritos correteando dentro de una jaula de cristal. De vez en cuando me cogía del rabito y yo me volvía y le mordía una orejita. Parecíamos dos furiosos contendientes, aunque no nos hacíamos ningún daño.

-Páralos –dijo la visitante-, antes de que se hagan una avería. ¿Qué te parece si me regalas a la hembra? –preguntó a su pareja.

.-No sé. Parece un pequeño monstruo del Lago Ness. Es una fierecilla.

-Ha sido el macho el que ha empezado, ya lo has visto. Ella estaba tan tranquila.

-Está bien. Te la regalo.

¡Un regalo! Para estos soy un regalo. Empezaba a dudar de mi propia elección; pero ella me ha cogido en bracitos, me ha puesto a la altura de su cara y me ha llamado “naricita de bombón”, que no sé qué significa pero suena muy bien, y me he puesto muy contenta.

Luego me ha hecho cosquillas en la barriguita y me susurrado que me van a llamar Noa, Noa de Ness porque les parecía un pequeño monstruo del Lago Ness por cómo me defendía.

El hermanito se ha quedado pegadito al cristal y por un momento nuestras miradas se han cruzado. En ese instante los dos hemos recordados las palabras de mamá Sirta: Mañana amanecerá de nuevo y tenemos que seguir viviendo.

El otro grandote ha estado arreglando los papeles con la tienda y, de paso, ha pedido un cestito, una casita y unos cojines para mí. Parece que todos hemos hecho una buena elección

Fuera de la tienda estaba una mujer más mayor, la madre de ella, que se ha puesto muy contenta al verme

-¡Uy, Inma, qué cosita!. ¡Qué rica es! Déjame que la lleve yo, que vais muy cargados.

Y sin más me ha acurrucado en sus brazos y se han alejado de la tienda. Yo estaba un poco asustada porque había cientos y cientos de humanos y no se veían perritos por ninguna parte. Además me moría de ganas de hacer pis; pero no podía hacerlo encima de nadie, claro está.

Al poquito rato se han metido en otra tienda, con mesas y sillas y con gente sentada bebiendo y comiendo. Los tres se han acomodado en una mesa y han pedido cosas para ellos y un cacharrito con agua para mi. Cuando me la han puesto cerca he dado tres lametones para que no me consideraran desagradecida, pero yo no quería beber, sino todo lo contrario.

Mientras, él revisaba los papeles que le habían dado y comentaba con ellas cosas sobre mí.

-Dice aquí que está desparasitada con Stronghold y que dentro de una semana la debemos llevar a sus propios veterinarios para una nueva revisión.

- Vaya cara –dijo ella-. La llevaremos al que nos venga mejor. No veo por qué tengan que ser ellos exclusivamente. De todas formas, antes dea una semana ya estaremos en casa.

-Eso digo yo –comentó la madre-. No vais a venir desde Ibiza sólo para que os la revisen.

Yo estaba cada vez más inquieta y no paraba de revolverme. Menos mal que la madre se dio cuenta.

-Esta perrita está nerviosa. Seguro que quiere hacer algo.

Así que me ha llevado a la calle y me ha dejado en el suelo. Yo he levantado una patita, como les he visto hacer a mis hermanos, y he dejado un charquito en la acera. 

Inmediatamente me ha vuelto a coger en brazos y hemos vuelto a entrar.

-¿Estáis seguros de que es una hembra? ¡Si levanta la patita para hacer pis!  
  
-El monstruo del Lago Ness, ya te digo. –ha dicho el chico.

-Ángel, no te metas con ella. Seguro que es lo que ha visto hacer a los otros.

-Me imagino cómo se va a poner el Neno cuando la vea –dijo la madre-. A ver qué tal se llevan.

Yo estaba hecha un lío. Había una tal Inma; otra señora más mayor que sería su madre; Ángel, que era la pareja de Inma y ahora "el Neno". Por la forma de hablar deduje que debería ser otro perrito. Y no me equivocaba.

Cuando consumieron lo que habían pedido salimos de nuevo a la calle, yo siempre en brazos de la madre de Inma. Al poquito nos metimos todos en un coche, pero esta vez sin remolques ni jaulitasComenzamos a recorrer calles y más calles hasta que paramos en otro lugar y, por fin, llegamos a un edificio en el que después de entrar en una jaula que sube y baja aparecimos en un piso donde nos esperaba otro grandote (luego supe que era el papá de Inma) y un perrito precioso, Bichón Habanero, con el pelo dorado y que se puso a gruñir nada más verme: Neno.


Por más que yo intentaba jugar con él y hacerme su amiga, no había forma.Rugía y me enseñaba los dientes hasta que la mamá de Inma le reprendió.

-Ya está bien. Un poco de tranquilidad si no quieres que te encierre.

Eso pareció calmarle; pero no consintió que me acercara. Cuando me intentaba aproximar, se alejaba más y más hasta que me cansé. Luego me pusieron en mi cestito nuevo y me quedé dormida hasta el día siguiente. Soñé que ya tenía una mi propia manada.



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