MAMÁ PITNEY
Hola, me llamo NOA. Noa de Ness, aunque en la granja
canina en la que acabo de nacer nadie lo sabe todavía.
Mis futuros dueños (ji, ji) me van a poner ese nombre pero
esa es una historia que os contaré más adelante.
Los malteses nacemos con los ojitos cerrados y los
empezamos a abrir a los 10 días de vida. Entonces podemos vernos unos a otros y
reconocernos y, sobre todo, ver a nuestra mamá
Cuando me alejo un poco para curiosear, mi mamá me
llama con un gruñidito, lo mismo que a mis hermanos, por lo que de momento, todos nos llamamos Gu! Cuando mamá nos quiere llamar la
atención hace “¡GU!” y todos nos
volvemos hacia ella. Normalmente lo hace cuando tenemos que comer o cuando nos
ponemos a jugar y jugar y teme que nos hagamos daño. Bueno, en realidad, no nos
hacemos daño cuando jugamos pero mamá es muy precavida.
Mis hermanos, mi mamá y yo, somos de
la raza “bichón maltés”. Además de alegres, cariñosos y juguetones, los malteses,
somos expertos en cazar ratas.
Sí, sí: Ratas. Unos bichos repugnantes que se cuelan
por todas partes, lo destrozan todo y se comen toda la comida que pueden. Los
marineros antiguos del mediterráneo nos llevaban en sus barcos para que no se
colasen en ellos esas malas bestias.
Los malteses tenemos justa fama de caza-ratas, tanto
en los almacenes de tierra firme como en las bodegas de los barcos.
Cuando vemos una rata (o cualquier cosa que lo
parezca, como un peluche, por ejemplo) nos agazapamos en nuestras patitas
delanteras y de un salto nos apoderamos del lomo de la rata. Luego movemos
enérgicamente la cabeza, de lado y lado, hasta que partimos la espina dorsal
del odiado enemigo. Por último, lo arrojamos a un rincón, ya que esas cosas
horribles no se comen.
Todo esto nos lo está enseñando nuestra mamá, para que
cuando veamos una rata de verdad sepamos lo que hay que hacer.
Mis hermanos son machos, unas fieras
que a la hora de comer eligen los mejores lugares y las tetillas más gordas y
con más leche de mamá, de manera que me tengo que colar por debajo de ellos, y
cuando retiran la boca para gruñirse unos a otros, me pongo a chupar y no me
aparto por más que protesten. Sólo somos cuatro y mamá tiene siete fuentes de
leche calentita, aunque, la verdad, sólo hay tres que merecen la pena y por eso
nos pegamos por coger los mejores sitios.
Como soy la más pequeña, los otros zangolotinos me
quieren apartar y dejar de lado, pero yo he aprendido a comer igual que ellos y
ya casi somos todos del mismo tamaño.
Al ser tan blancos, la limpieza de la jaulita en la
que vivimos los cinco es una obsesión para nuestra mamá, y como los cuidadores
de la granja no nos dedican demasiado tiempo, se pasa todo el rato limpiándonos
con su lengua para que estemos aseados y guapos.
La vida en la granja canina es muy divertida. Jugamos
y jugamos, y nos perseguimos y revolvemos hechos una bolita, hasta que mamá nos
da mordisquitos en el lomo para que nos estemos quietos o dejemos de hacer lo
que sea que estemos haciendo. Si alguno de nosotros se pasa un poco, mamá le
coge por el cuello con sus dientes y lo lleva a un rincón.
Esto puede parecer doloroso, pero mamá es muy
cuidadosa y no nos hace ningún daño, al contrario. ¡Es muy gracioso ver a
cualquiera de nosotros colgando de la boca de mamá pataleando y moviendo el
rabito!
En la perrera hay muchos tipos de perros. En la
jaulita que está frente a la nuestra, hay una pareja muy grande, con el pelo de
color negro muy largo.
Mi mamá dice que son ovejeros belgas y que son
expertos en controlar grandes rebaños de ovejas, ayudando al “hombre” en sus tareas.
Resulta que el ”hombre”
o los “humanos” son unos seres
grandotes, que caminan erguidos sobre las dos patas traseras y que son los
encargados de la perrera. Aunque yo sólo conozco a seis “grandotes” -perdón- humanos,
mi mamá dice que fuera de la granja hay muchos y muchos más, pero que viven en
manadas pequeñas y que, algún día, unos desconocidos se nos quedarán mirando y
elegirán a uno o dos de nosotros y nos llevarán con ellos a formar parte de su
manada. Parece muy divertido, pero mamá se queda algo triste cuando lo dice.
Los grandotes no tienen pelo nada más que en la cabeza
por lo que se tapan con unas fundas de tela de distintos colores, y así no es
posible conocer a simple vista a qué manada pertenecen.
No tienen almohadillas en las patitas, por lo que se
ponen unas cosas en los pies para poder caminar erguidos sobre sus patas. Sus
uñas nos son alargadas ni afiladas, pero tienes los dedos muy largos y sujetan
cosas con ellos. Si yo quiero sujetar un palo tengo que juntar las patitas
delanteras, pero ellos sostienen palos muy largos sólo con la ayuda de sus
dedos. No saben ladrar, pero se gritan mucho entre ellos y parece que se
entienden. Como son tan parecidos los unos a los otros, la verdad es que los
distinguimos por el olor. Porque hay que ver como huelen los “grandotes”
Mamá dice que los humanos pueden vivir en solitario o
formando manadas de dos individuos, y que suelen tener pocos cachorros pero
nunca, casi nunca, ¡cuatro a la vez!
Seguro
que son unos seres muy aburridos.
Hoy han venido tres de los cuidadores y se han llevado
todos los cachorros de Yorkshire que vivían cerquita de nosotros. Los han
metido en una especie de caja con la tapa enrejada, como nuestras jaulitas, y
se han ido sin más.
Pitney, la mamá yorkshire, se ha quedado mirando la
puerta durante un largo rato, con una expresión ausente. Después ha estado con
la cabecita apoyada en la tela metálica hasta que se ha hecho de noche. Luego
se ha estirado sobre sus cuatro patitas y se ha quedado pegadita al suelo,
inmóvil, hasta que se ha dormido. Yo miraba de reojo a mi mamá, que también
parecía muy triste.
Vaya, que penita. Espero que Pitney se recupere pronto.
ResponderEliminarLos perros sufren, como todos los seres vivos, pero su capacidad de recuperación es superior a la de la especie humana.
EliminarAunque parezca mentira, Noa, es llamativa la similitud que existe entre todas las mamás de cualquier especie...incluso, también, cuando nos referimos a las de los grandotes. No me cabe duda de que el valor del significado de esa palabra que los últimos usamos tanto - instinto - está por encima de cualquier otro concepto a la hora de determinar la elección del camino que marca nuestra actitud: y en ese aspecto, amiga Noa, vosotros, los peluditos, nos dáis "sopas con ondas", (una expresión rara que usamos los humanos castellanos para significar la posesión de la mejor capacidad y conocimiento)...
ResponderEliminarTu mamá, como la mía, solamente tenía in mente la consecución de lo mejor para sus hijos y actuaba en consecuencia, sin que nada ni nadie pudiera impedirlo: ¿no es admirable?....Bueno, querida amiga, este lugar tan bonito es tuyo y no debo extenderme. Aunque parezca mentira, Noa, es llamativa la similitud que existe entre todas las mamás de cualquier especie...incluso, también, cuando nos referimos a las de los grandotes. No me cabe duda de que el significado de esa palabra que ellos usan tanto - instinto - está por encima de cualquier otro concepto a la hora de determinar la elección del camino que determine su actitud: y en ese aspecto, amiga Noa, vosotros, los peluditos, nos dáis "sopas con ondas", (una expresión rara que usamos los humanos castellanos para significar la posesión de la mejor capacidad y conocimiento)...
Tu mamá, como la mía, solamente tenía in mente la consecución de lo mejor para sus hijos y actuaba en consecuencia, sin que nada ni nadie pudiera impedirlo: ¿no es admirable?....Bueno, querida amiga, este lugar es tuyo y no quiero extenderme, pero quiero añadir una confidencia: tus palabras me han hecho saltar las lágrimas porque acabo de perder a la mía y esas anécdotas que nos cuentas han tenido la virtud de recordarme mi infancia con ella hace ya muchísimos años, en un lugar muy bello que sé que conoces, junto a un río humilde en cuyas praderas ribereñas que tú no habrás conocido porque otros grandotes de pocas luces hace ya muchos años se empeñaron en hacer desaparecer …..
Pero no estemos tristes: ¡ojalá! no haya sido así, pero si perdiste ya a la tuya seguro que ambas juegan hoy, felices, en un lugar del Universo donde ya nada ni nadie puede hacerlas sufrir. Y por cuanto a este grandote afecta, debes saber que todas esas cosas que nos cuentas le han reconfortado hoy de manera clara y especial. Y tu idea de contarnos tu vida en el blog le parece una genialidad. Estoy seguro de que lo que nos vayas transmitiendo aquí tendrá la virtud de hacernos retornar a lo más auténtico, grande y sabio que existe: el tesoro de la sencillez….
Muchas gracias, Noa, y disculpa a este grandote por tanta extensión y si te “da la lata”, como hoy, en algún momento futuro.
Un abrazo con caricia especial.